Seguro que todos coincidimos en el sin sentido que supone tapar una lámpara con una vasija, o meterla en un cajón. Lo propio de una lámpara es ponerla en un candelero para que sea vista y alumbre a todos los de la casa. Igual que una ciudad situada en lo alto de una montaña no puede ocultarse.
He aquí un poderoso principio empresarial sobre crecimiento.
Recuerdo aquel refrán que dice: el buen paño en el arca se vende, expresando que la calidad es reconocida sin necesidad de que se difunda expresamente. ¡Tiempos aquellos! Hoy sabemos que una de las fórmulas empresariales para crecer consiste en unir la excelencia y el darse a conocer.
Muchos de nosotros como empresarios, nos esforzamos en alcanzar la excelencia de nuestros productos y servicios pero, si no nos esforzamos en darlo a conocer, nuestro crecimiento será muy lento o incluso nulo. Necesitamos trabajar en ambos aspectos, porque sin ventas no hay negocio. Lamentablemente, hay muchos empresarios excelentes en lo que hacen, y que sin embargo, no consiguen crecer y desarrollarse en la vida.
Hablamos de promocionar y publicitar lo que hacemos (cualquiera que sea nuestro buen paño) de forma correcta. Publicitar como bueno lo que no lo es, nos desprestigiará. Algunas campañas publicitarias tienen como máxima que a base de repetir frases (cual mantra), aunque sean mentiras, se consigue ser creído y siempre queda algo en el oyente, olvidándose de la deontología y código de honor empresarial. Actuar así, destruye su marca empresarial.
Volviendo a nuestras empresas, debemos dejar de estar escondidos, ya que la esencia del empresario no es fabricar en secreto. Hay que salir al mercado para que nos conozcan, por más valioso que sea lo que elabores, si no lo das a conocer, no servirá de mucho ni a tu empresa ni a los demás.
Y para darnos a conocer no es imprescindible echar mano de publicistas profesionales con presupuestos imposibles; basta con que el empresario se sepa rodear de un buen equipo, aunque sea mínimo, de gente que haga visible su producto, porque también en esto debemos perseguir la excelencia.
¿No tendrás tu lámpara escondida en un cajón, verdad?